¿Ir a terapia?

 Quiero empezar diciendo que la conclusión de este blog va a ser que todas las personas SI deben ir a terapia. 

Ir a terapia es como ir a un médico general, lo normal es ir una o dos veces al año solo para que ordene exámenes de rutina y confirmar que nuestra salud física se encuentra en óptimas condiciones. Un par de veces encontraremos algo que no está del todo bien, pero que con algo de medicación o cambios en la dieta y el ejercicio se puede regular sin ningún problema. Pero en otras ocasiones nos encontraremos con algo que no está bien y que requiere de la visita a un especialista a fin de que con su experticia nos de un diagnóstico y un tratamiento.

Lo mismo pasa con la terapia, deberíamos acercarnos a un terapeuta sin temores ni tabúes, solo con la intención de hacernos un examen de rutina a nuestra salud mental. De la misma forma, en ocasiones encontraremos que hay heridas o situaciones que no nos dejan vivir la vida que quisiéramos estar viviendo y que con un tratamiento del mismo terapeuta se puede llevar adelante. Y, en otras ocasiones encontraremos enfermedades o trastornos que no sabíamos que teníamos y que requerirán, además de un tratamiento psicoterapéutico, un tratamiento psiquiátrico.

Las personas por naturaleza tenemos miedo a lo desconocido y al cambio, por lo que nos es complicado acudir a una persona desconocida para contarle nuestros problemas más profundos. Es por eso que yo recomiendo en una primera instancia acudir donde un terapeuta recomendado por alguien que conozcas y que tenga algún tiempo en tratamiento con esta persona para que pueda explicarte un poco como ha sido su experiencia con el o la terapeuta.

La segunda recomendación que puedo dar, es que si después de una o dos sesiones con un terapeuta no te sientes cómodo o cómoda, no renuncies a la terapia, sino que busca otro terapeuta, tal ves alguien con una preparación o enfoque diferente. Así como no podemos llevarnos con todo el mundo, un solo terapeuta no es el indicado para todo el mundo. Siéntete en la libertad de explorar y cambiar de terapeuta cuantas veces sea necesario hasta que encuentres a alguien con quien conectes y sientas la confianza de conversar.

La terapia no es fácil. Es muy duro ahondar en esos pensamientos y sentimientos que preferiríamos dejar enterrados muy dentro de nosotros. Muchas veces sanar puede ser muy doloroso y es necesario que sepamos que esta incomodidad es pasajera y que las herramientas que recibimos en terapia son muy útiles para dejar ir lo que nos produce dolor de una vez y por todas.

Finalmente quiero decir que la terapia cambió mi vida. La empecé hasta ya más de dos años y ahora siento mi vida muchísimo más ligera, camino por esta vida sin tomarme las cosas personales, respirando y pensando mejor antes de hablar. Tengo relaciones mas sanas y amorosas, incluso tengo una relación mas sana y amorosa conmigo misma.

En realidad, mi único arrepentimiento es no haber empezado antes.

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